Gracias a unas fuentes termales que existían en la zona, los romanos lo eligieron como el lugar de emplazamiento de la actual Aquisgrán, la ciudad fue creciendo hasta que en el siglo IV los bárbaros la invadieron.
El Palacio de Aquisgrán estuvo abandonado hasta la llegada de la familia de los carolingios, que aprovecharon los restos romanos. Fue Carlomagno el que decidió fijar su residencia en el lugar.
Carlomagno creó un gran reino, los obispos y abades buscaban la protección del palacio del rey, se había erigido en líder de la cristiandad occidental, creó la Escuela Palatina de Aquisgrán, en la cual se formó él (pues no sabía ni leer ni escribir) sus hijos y todos los funcionarios de la corte.
La Capilla Palatina donde al final de sus días fue enterrado, es una representación de su poder religioso. El edificio fue creado como una representación de Jerusalén celestial (del reino de Dios), como esta descrito en el apocalipsis, el exterior de la cúpula medía exactamente 144 pies carolingios, mientras que el de Jerusalén celestial es de 144 codos. Fue declarada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1978.
En sus orígenes en la cúpula había la figura de Cristo acompañado por los 24 ancianos del Apocalipsis, en el primer piso se encuentra su trono en el séptimo escalón de un estrado.
La zona donde vivía con su familia parece que ocupaba el nordeste del complejo palatino, los funcionarios y los criados de palacio, en la parte occidental o en la ciudad. Se sabe que el emperador era propietario de una biblioteca. El palacio poseía centros de producción de obras de arte y un taller que elaboraba piezas de orfebrería y de marfil.
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