Según ha explicado el director de biología de L’Aquàrium , Patrici Bultó, la exposición muestra el proceso de metamorfosis de la medusa, que es muy semejante al de la mariposa. Las medusas inician su ciclo vital como larvas microscópicas que se adhieren al fondo de los mares.
Durante el invierno, las larvas se desarrollan y pasan a ser pólipos, que adquieren forma de medusa en la primavera, cuando las aguas se calientan.
La exposición muestra los pólipos adheridos a las piedras, así como varios grupos de medusas criadas en cautividad, ya que en invierno no hay medusas salvajes adultas. Conforme avance la primavera y se calienten las aguas del mar, el Mediterráneo se irá llenando de medusas que los biólogos de L’Aquàrium capturarán para ampliar la exposición.
La exposición también reúne animales procedentes de otros mares, como la medusa invertida, que habita en los mares tropicales y que se adhieren al suelo boca abajo para poder absorber la luz de la que se alimenta.
Entre las medusas nacidas en cautividad que ya están expuestas en L’Aquàrium hay varios ejemplares de medusa luna, que resultan muy difíciles de ver bajo el mar porque son casi transparentes. Incluso en las peceras de la exposición se puede apreciar esta transparencia, que permite ver con claridad el placton que la medusa está digiriendo.
Las mejores exposiciones de medusas se encuentran en Japón, donde la población las tiene en gran estima y admiración por su casi etérea belleza.
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