De Phuhet al Phang Nga: 100 % aventura (II)

26 marzo, 2010
Fotografía: Binder.donedat

Fotografía: Binder.donedat

La mayoría de las islas están deshabitadas y se elevan como grandes rocas desde el mar copadas de verdor. A partir de allí sólo pueden usarse pequeñas canoas inflables. Los acantilados de piedra calizas crean un paisaje pintoresco; sus tonalidades oscilan entre el rojo, marfil, gris; esto por la oxidación de los minerales a causa de las aguas subterráneas que alguna vez formaron parte de ríos que cursaban por estas islas antes unidas en un solo bloque. Hay que agregar que los monzones siempre han afectado a estos lugares, aún antes de la existencia del hombre.

Los acantilados forman a veces figuras interesantes. Hay una formación llamada “nariz de los elefantes”. En algunos casos la buena capacidad de abstracción puede ayudar a identificarlas, en otros hay un consenso en atribuirle la forma.

Otra actividad recomendable es la pesca. De hecho, en las cercanías de la bahía hay un pequeño pueblo de pescadores. Tiene por nombre Panyee y es poblado por musulmanes en la Bahía de Phang Nga.

Es paradójico, pero por momentos los mismos turistas parecen que conformaran este pueblo. Todas las callejuelas alrededor del embarcadero están llenas  de puestos con camisetas, adornos hechos con conchas, pareos multicolores y demás accesorios de pesca. Las casas están  sobre pilotes encima del agua. Tienen también  una mezquita y una escuela.

A diferencia del puerto anterior donde no hay mucha concurrencia de turistas, en la “Isla de James Bond” éstos se apletoran con el afán de fotografiarlo. Este famoso hito encontró por primera vez su camino en el mapa internacional a través de su papel en la película de James Bond “El hombre de la pistola de oro” en el año 1974. Claro, quien vea la película la observará como un escenario solitario, pero desde que apareció en este film, turistas de todo el mundo se acercan a la bahía para mirar y fotografiar la famosa roca de 200 metros de altura y extraña forma de monolito. Actualmente ya no se le puede considerar un sitio tranquilo.