En el corazón del continente negro se encuentra Burkina Faso. Un lugar lleno de contrastes, un lugar de grandes y marcadas diferencias. En el norte son pobres, y en el sur ricos. Cuando es la época de sequía, se secan, y, en la de lluvias, diluvia. Un lugar que sigue siendo la “tierra de los hombres honrados”.
En la capital Uagadugú, nos encontramos con una ciudad donde miles de ciclomotores circulan a todas horas, y la convierten en un caos de polvo y ruido.
El turista que viene aquí no va a encontrar grandes lugares, ni grandes monumentos. Va a ver un África aún no pervertida por el turismo, lejano de los safaris para sibaritas y de las danzas preparadas.
En cuanto a la comida, como supondréis, no es variado. En la mayoría de los restaurantes la oferta para degustar es arroz con pollo o arroz con pescado.
Aunque si encuentras algún puesto callejero, y estas dispuesto a arriesgarte con esta experiencia, puedes probar en los deliciosos mangos, mazorcas de maíz asadas, pastelillos caseros de pasta de cacahuete o, la típica sopa de gusanos de los Bobo.
Para beber te recomendamos probar a cerveza de mijo, con un curioso sabor, refrescos enlatados, y si optas por el agua, que esta sea embotellada.
Una vez lleguemos a la capital, lo mejor para desplazarse es alquilar un coche con conductor. Si vas sin prisas, usa los autobuses, aunque en este caso tendrás que tener paciencia y saber que posiblemente viajarás con mucha gente. Es mejor no aventurarse sólo , pues las carreteras y pistas no suelen estar señalizadas.
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