Confluencias en el barro. Alfarería tradicional africana y cerámica contemporánea occidental propone un ejercicio de simetría con un conjunto de obras de arte africano de colecciones privadas de Barcelona y piezas contemporáneas del fondo del Museu de Ceràmica. Un fascinante juego de relaciones que con toda seguridad sorprenderá al visitante.
Las comisarias, María Antonia Casanovas y Elena Martínez-Jacquet han creado un conjunto de asociaciones y analogías formales muy sugerente y lleno de misterio: una máscara negra de Picasso y una jarra de la cultura Lwena de Angola, un recipiente por recoger los malos espíritus de la cultura Cham y Mwana de Nigeria y una mujer-pájaro de Joan Miró.
¿Hasta qué punto se puede hablar de influencia? ¿O se trata más bien de confluencias? El arte primitivo, y especialmente el africano, despierta un interés mayor en cualquier parte del mundo. La cerámica, por su fragilidad y rareza, ha sido hasta ahora menos conocida que la escultura en madera o metal.
En la exposición se pueden contemplar hasta 14 parejas, escogidas en función a la forma, la técnica, la ornamentación o la decoración pictórica. El montaje juega a resaltar estos parecidos y a provocar un equívoco en el espectador que, a menudo, debe mirar la cartela para saber cuál es la pieza es primitiva y cuál la contemporánea.
Se pueden contemplar piezas arqueológicas, de las grandes culturas que florecieron entre el siglo I a.C. y el siglo II de nuestra era en Nigeria, Malí y Ghana, y de otras, procedentes de sociedades africanas que han conservado hasta hoy mismo el respeto por sus tradiciones.
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