La ciudad portuguesa de Oporto ofrece uno de los sitios históricos más impresionantes de la Península Ibérica: su Catedral. Construida durante el siglo XII, la Catedral de Oporto es uno de los monumentos románicos más bellos de Europa y compone un sitio de visita obligada para todos los viajeros que se acercan al lugar.
La majestuosidad del lugar impacta desde el exterior, y al igual que en muchas construcciones similares, presenta una mezcla de estilos que se fue dando debido a las restauraciones y reformas realizadas durante siglos para que la edificación se mantuviese en pie.
Por otra parte, más allá de la magnificencia arquitectónica, este sitio posee una riqueza histórica invaluable debido a que fue el lugar de bautismo del Príncipe Enrique El Navegante, y además acogió la boda entre el Rey Juan I y la princesa inglesa Philippa de Lancaster.
Como nombrábamos anteriormente, la Catedral ha sufrido toda clase de modificaciones con el correr de los años, motivo por el cual la única pieza original que compone su fachada es el vitral gótico que se impone sobre la entrada. Por otra parte, en su interior se halla un maravilloso altar construido íntegramente en plata y que fue colocado en el templo en el transcurso del siglo XVIII.
Por último, cuando visites el lugar, observa bien los alrededores de la Catedral, ya que la plaza y las edificaciones aledañas componen un paisaje que parece haberse perdido en el tiempo. Además, no te pierdas la exposición de arte religioso que se realiza en un salón contiguo a la Catedral, ya que su riqueza histórica no tiene desperdicio.