Gijón nos ofrece buenos motivos para escaparse, por su pasado romano, sus museos y su patrimonio, por ser un municipio verde, por su intensa vida cultural, por su gastronomía, por sus zonas de tapeo, por la variedad de su comercio, y sobre todo, por su situación privilegiada cara al mar, siempre presente.
Son casi siete los kilómetros de litoral, los que puede el viajero recorrer. Resulta obligado perderse por las plazas y calles del Barrio de Cimadevilla, lugar de pescadores y marisqueras. Podemos empezar en la iglesia Mayor de San Pedro, situada al fondo de Campo Valdés y terminar la ruta en la plaza del Marqués.
Habrás tenido tiempo de visitar el museo de las Termas Romanas, el palacio de los Valdés, el Museo Casa Natal de Jovellanos, el palacio de Revillagigedo, convertido hoy en Centro Internacional de Arte Contemporáneo.
El paseo por el Jardín Botánico Atlántico,es muy recomendable. Son casi 30.000 plantas de hasta 2.000 especies diferentes. El Acuario es otro de los lugares imprescindibles de una ruta completa. Nutrias, esturiones, tiburones de casi tres metros y hasta voraces pirañas son algunos de los 5.000 animales que conviven en él.
Hay que acercarse finalmente al mirador del parque de La Atalaya y ver de cerca la poderosa escultura de Eduardo Chillida, el Elogio del Horizonte, que ya se ha convertido en el emblema de Gijón. Las praderas llegan hasta el borde en el cerro de Santa Catalina, luego está el mar. Aquí, esta obra de hormigón juega con los vientos mientras contempla la línea del horizonte, en la que el mar se confunde con el cielo.
Más información | Gijón, Museo Casa Natal de Jovellanos, Jardín Botánico Atlántico, LABoral Centro de Arte y Creación Industrial, Acuario