La propuesta abarca tres comarcas. Los municipios implicados son Sant Feliu Sasserra, en el Bages; Olost y Viladrau, en Osona; y Sant Hilari de Sacalm y Arbúcies, en la Selva. Todos cuentan ya con una amplia tradición, con fiestas muy arraigadas, como la Fira de les Bruixes, en Sant Feliu Sasserra, o L’Estiu Bandoler en Viladrau.
Los bosques se convierten así en el escenario principal de estas rutas, ya que eran el refugio y hábitat natural de bandoleros y brujas. Para unos, lugares donde esconderse y desde donde asaltar; para otras, escenario de celebraciones y rituales, además de inmensa despensa de hierbas para pociones y ungüentos.
Porque la presencia de brujas y bandoleros dejó huella en la Catalunya rural de los siglos XVI y XVII. Una huella que se trata ahora de recuperar.
En total son cinco los bosques que forman parte de este proyecto. Uno de ellos, el de Les Forques, en Sant Feliu Sasserra, nos hará volver a revivir la historia de las persecuciones y ejecuciones del siglo XVII. El bosque de Rocaguinarda, en Olost, hace referencia al famoso bandolero que acompañó a El Quijote en su andadura por tierras catalanas.
El bosque del Aquelarre, en Viladrau, nos trasladará a los lugares donde se celebraban los aquelarres más famosos de la comarca. El cuarto bosque, el de Serrallonga, en Viladrau y Sant Hilari Sacalm, cuenta la historia del bandolero más famoso de estos contornos, Joan de Serrallonga.
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