Boston fue la primera en casi todo. En sus calles está la primera biblioteca de Estados Unidos; bajo ellas, el metro más antiguo. Allí se prohibió por primera vez fumar en público, en 1632, y se construyó el primer faro.
Es toda una declaración de intenciones que el centro de una ciudad sea un parque. El Boston Common es el primer parque público de EE UU y la joya del Collar de Esmeraldas, el cinturón verde que atraviesa Boston. Hoy, en su lago de Las Ranas montan una pista de patinaje sobre hielo en invierno, y una piscina para niños en verano.
Justo al lado, la laguna del victoriano Public Garden, el primer jardín botánico de EE UU.
Por todo Boston, una línea de adoquines rojos marca el camino de la libertad. El Freedom Trail es un recorrido por los hitos de la independencia americana. Se detiene en la Sede del gobierno regional, o en la iglesia de Park Street que Henry James, definió como “el amasijo de ladrillo y mortero más interesante de América”.
Es una suerte que el hogar del patriota esté en pleno North End, la little Italy bostoniana. El único problema para comer es decidirse por una de las decenas de trattorias ambientadas con fotos de Sinatra y música de tarantela. Abundan las tiendas de souvenirs –donde venden camisetas con lemas como “Kiss me, ¡I’m Italian!“- y pastelerías.
El número de museos para una capital de 600.000 habitantes es apabullante. Tanto que hay incluso una Avenida de los Museos. El más especial es el Museo Isabella Gardner,quien se llame Isabella entra gratis.
Más información| The freedom trail, Liberty Hotel, Helmand’s, Museum of Boston, Museo Isabella Gardner