En la ciudad de Friburgo nos encontramos con uno de los centros históricos mejor conservados de Suiza, es uno de los más bellos ejemplos medievales en Europa, contorneada por los vestigios de sus murallas y los meandros del río Sarine, símbolo de su carácter bilingüe y su papel de puente entre dos culturas.
Vista desde el río, la ciudad parece una fortaleza inexpugnable. La fecha de su creación establecida por los historiadores es el año 1157, surgida en una época en la que el actual territorio suizo estaba gobernado por reyes y emperadores germanos en los siglos XII y XIII.
Friburgo fue construida en un espolón rocoso, rodeado en tres de sus esquinas por acantilados de asperón que llegan a tener hasta 50 metros de altura. Por ello es una ciudad de escaleras y puentes.
La ciudad tenía protecciones naturales y no necesitaba murallas, pero se construyó la Puerta de Bourguillon del siglo XII, la Torre de Dürrenbühl, la Torre Roja, la más antigua, y luego la Puerta de Berna, con puente levadizo, para poder tener más control de la ciudad.
Para comunicar la parte alta con la parte baja de la ciudad, hace un siglo se construyó un ingenioso funicular, pues este transporte “funciona con el agua de los ‘wateres’ de la ciudad“.
En dos minutos sus cabinas gemelas transportan a aquellos que quieran bajar a la parte vieja, o subir a la más moderna. “Es un funicular muy apreciado, una verdadera joya.”
Info| Friburgo
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