Odense, llamada así por ser bautizada como el “santuario de Odín”, es la tercera ciudad más grande de Dinamarca, pero la más antigua, datada en épocas previas a los vikingos.
Con un legado histórico muy importante, es más conocida por ser la ciudad natal del artista más importante de la historia del País, Hans Christian Andersen, con el recuerdo del escritor presente en todos los rincones de la ciudad, especialmente en el centro, donde su casa y su museo son visita habitual de los que llegan a la ciudad.
Una jornada en Odense puede comenzar en la Radhuspladsen, donde se encuentra el ayuntamiento, un edificio de los años 50 del siglo pasado, y con la plaza presidida por una preciosa escultura en bronce de una mujer desnuda recostada. Tras el ayuntamiento se encuentra la iglesia Sankt Knuds, la catedral de Odense.
Construida bajo un estilo gótico, en pleno siglo XII, tiene como elemento destacado el retablo renacentista, con más de 300 figuras talladas. Esta es considerada la obra más importante de Claus Berg, realizada en 1520. Bajo el altar, se encuentran las criptas con los restos de Knuds II y su hermano Benedikt, ambos asesinados a tan solo unos metros de sus tumbas.
Muy cerca de la catedral, nos encontramos con la Sankt Albany Kirke, una iglesia mucho más modesta que la catedral, pero con un llamativo campanario. También la Vor Frue Kirke, la iglesia más antigua de la ciudad merece una visita, aunque sea más modesta que las anteriores. Su pila bautismal y el púlpito barroco resultan bastante interesantes.
El castillo de Odense, situado frente a la estación de ferrocarril es otro de los lugares emblemáticos de la ciudad. Convertido hoy en edificio administrativo del municipio, no puede visitarse su interior, pero merece la pena disfrutar de la construcción de 1720, residencia del rey Federico IV.
En primavera y verano, el final de la jornada lo podemos disfrutar en la propia plaza de Radhus, origen y destino de nuestro paseo por esta encantadora ciudad.