En el corazón de la Suiza más montañosa, con vistas a los imponentes Mont Blanc o Monte Cervino, con un buen número de casas diseminadas por unas laderas salpicadas de lagos y bosques de pino, en el valle del Ródano, se encuentra la ciudad de Crans-Montana, uno de los paraísos para los amantes de los deportes de invierno.
Cuenta, la ciudad de Crans-Montana, con una estación de esquí, situada por encima de los 1.500 metros de altura, en la región de Valais. Se puede llegar a ella por carretera o a bordo del funicular que parte de la localidad de Sierre y que, en apenas doce minutos, nos lleva hasta la cima. El origen de este funicular, con más de un siglo de antigüedad, data de 1893, cuando unos cazadores abrieron el primer hotel en la zona.
Crans-Montana sirve como destino turístico tanto en invierno, por motivos obvios, como en verano, por sus campos de golf, uno de ellos diseñado por Severiano Ballesteros, y famosa vida social.
En los meses más fríos, los cuatro lagos integrados en la ciudad sirven de guía y lugar de paseo, entre las múltiples calles cubiertas casi por completo por bloques de nieve con la altura de una persona.
Como no sólo de pistas de nieve se vive para la diversión invernal, junto al lago Grenon se encuentra el estado Y’coor, que posee una magnífica pista de patinaje. Además, para los más pequeños, el Funk Park Bibi, donde se escucharán sus carcajadas al lanzarse por la nieve en los grandes neumáticos o jugando con la tirolina.
Las pistas de esquí cuentan con unos 140 kilómetros delimitados, desde el punto más alto, en Bella Lui, a más de 2.500 metros de altura, con descensos de más de 12 kilómetros de longitud y con desniveles de 1.500 metros. Un paraíso lleno de emoción y belleza nevada.