El barrio de San Telmo, con sus calles adoquinadas, un mercadillo dominical, sus anticuarios y sus restaurantes populares anclados en el tiempo ofrecían durante décadas una imagen melancólica propicia para convertirse en escenario de un tango. El que quería encontrar un Buenos Aires moderno debía ir a otras partes, a los barrios del norte, como Palermo o Recoleta.
Pero algo ha pasado. San Telmo mantiene buena parte de sus elementos (es el barrio más antiguo de la capital, es el que ofrece más sentido de historia) pero ofrece un panorama muy dinámico, con nuevos bares, restaurantes y galerías de arte.
El eje del barrio es la calle Defensa, que une las dos plazas más antiguas de la ciudad (la plaza de Mayo -donde se encuentra la Catedral, el Cabildo y la Casa Rosada- y la de Dorrego). El domingo se organiza un mercadillo callejero en las últimas cuatro o cinco manzanas de este recorrido, y es un buen momento para visitarlo y disfrutar del ambiente, buscar entre los puestos en busca de una ganga, y escuchar la música que toca cualquiera en cualquier momento.
Parte del encanto de San Telmo se encuentra en los cafés, muchos de ellos con un ambiente muy agradable, mucha historia y, ahora, con wi-fi. El Británico , frente al parque Lezama y El Federal son apuestas seguras.
Entre las novedades hay que citar La Poesía, un local antiguo que estuvo cerrado muchos años y recientemente ha reabierto sus puertas como café literario. Si lo que se busca es una cerveza una buena dirección es Breoghan Brew Bar, donde ofrecen más de 50 tipos diferentes, incluida la que fabrican ellos mismos.
Más información| La Vinería de Gualterio, Posada de la Luna, NH City