Volar en globo tiene siempre un punto de romanticismo al unir lo imprevisible y lo nuevo. Si el vuelo en globo se realiza sobre el Parque Nacional de Doñana, la mayor reserva ecológica del continente europeo, la experiencia se vuelve todavía más impresionante. Jugar por un momento a ser como las aves migratorias que descansan en ella es lo que nos ofrece esta experiencia.
Ropa y calzado cómodos son las únicas premisas para elevarse y contemplar el Parque Nacional desde las alturas. Nos encontramos ante una actividad dirigida a públicos muy diversos, en la que pueden participar tanto grupos como una sola persona.
También niños con su familia desde una edad tan temprana como los siete años. El ritual es siempre el mismo: tras la maniobra de hinchado, el piloto enciende los quemadores y la aeronave se pone en pie. Los pasajeros suben y comienza la ascensión. Desde el aire los colores de campos parecen pinceladas, y las personas y los animales se van desdibujando progresivamente. Todo está en calma, todo adquiere un perfil etéreo, irreal.
Cuando la aventura en el cielo llega a su fin, queda tiempo para disfrutes más terrenales: las empresas que organizan vuelos en globo por Doñana ofrecen a sus clientes un desayuno andaluz en el que las tostadas con jamón serrano y aceite de oliva.
En la experiencia se incluye el “bautismo del aire”, una ceremonia en la que son regados por cava bien frío al tiempo que adquieren su nombre aeronáutico y se les entrega un diploma de vuelo.
Más información| Green Aerostación, Gloobo, Junta de Andalucía