Milán, ciudad italiana situada al norte del país y capital de la Región de Lombardía, es la que tiene mayor población después de Roma y, es famosa no solamente por su intensa actividad comercial e industrial, sino, por sus instituciones culturales y, sobre todo, por contar con El Duomo de Milán, ubicado en la Plaza que lleva su mismo nombre.
Esta joya de la arquitectura despierta gran admiración por su belleza y por ser una de las más grandes en el mundo. Mide 92 metros de ancho y 157 metros de alto.
Su construcción se inició en el siglo XIV por orden del Príncipe Gian Galeazzo Visconti, habiéndose culminado la obra luego de cinco siglos, período en el cual intervinieron en su diseño otros notables arquitectos y escultores como el francés Nicolas de Bonaventure, Jean Minot, Nicolo Da Varallo y Cristoforo De Mottis, entre otros.
La imponente fachada combina el estilo gótico con el neoclásico, sus puertas son de bronce y ha sido trabajado finamente. Su interior tiene cinco naves, destacándose la central por su altura de casi 45 metros. También se pueden admirar las vidrieras que dan un apsecto de gran iluminación.
No se escatimó en los materiales utilizados, entre los que predomina el mármol. Pero además de sus estructuras y revestimientos son admirados los tesoros que se encuentran bajo el altar mayor y las estatuas de mármol, entre las que destacan el monumento Acrimboldi y los altares de Pellegrini.
Todo este derroche de arte y riquezas culturales puede ser apreciado todos los días en el horario de las 9 a las 18 horas.