Hace aproximadamente dos mil años, Pompeya era una pujante ciudad romana situada a diez kilómetros del volcán Vesubio, cerca de Nápoles. Había sido afectada por un terremoto en el año 62 d.C. y venía siendo reconstruida hasta que en el año 79 se produjo la erupción del volcán.
Los cuerpos sepultados por las cenizas y los escombros empezaron a reconstruirse en el año 1748. Giuseppe Fiorelli es el escultor que, mediante su trabajo ha tratado de reflejar los últimos instantes vividos por las víctimas rellenando los huecos encontrados durante las excavaciones (que presumiblemente contenían los restos humanos) con moldes de yeso, los cuales han causado gran admiración al punto de haber convertido a estas ruinas como un importante destino turístico.
Digno de visitar es el Anfiteatro que fuera construido en el año 80 a.C. y guarda mucha similitud con el Coliseo Romano. Mide 135 metros de largo y tenía una capacidad para 20 mil personas. También merecen ser visitadas las Termas Estabianas, famosas por sus bañeras y piscinas termales y datan del siglo IV a.C.
El Vesubio es un volcán activo y sumamente peligroso ya que, luego de la tragedia del 24 de agosto del año 79 ha entrado en erupción en reiteradas ocasiones, siendo el único en Europa continental que ha sufrido erupciones inclusive en el siglo XX. No obstante, unos tres millones de personas viven a sus alrededores.