La Alpujarra es, desde siempre, un lugar de retiro por el carácter rebelde de su geografía. Algunas personas peregrinan en busca de paz al santuario budista tibetano Osel Ling de La Atalaya, situado a pocos kilómetros de Pampaneira. Otros buscan -y encuentran- inspiración, como el ex batería de Génesis, Chris Stewart -o Cristóbal, como le conocen los alpujarreños- que, escondido entre ovejas y limoneros, escribió el best seller Driving over lemons.
Muchos hallaron en este rincón de herencia bereber un singular costumbrismo que les fascinó, pero sobre todo, encontraron descanso y la renovación de energias.
El paisaje se presena ante nosotros: primero asoman valles de frutales y olivos donde descansan pueblos inmaculados, luego se descubren casas encaramadas a laderas casi verticales y aún más alto, en las cimas, se encuentran pequeñas aldeas desde donde, si la niebla lo permite, se puede contemplar la lejanía del horizonte hasta Marruecos.
Aquí, las casas de techos de launa y muros de piedra y barro albergan multitud de alojamientos rurales, tiendas de artesanía tradicional y gastronomía. Calzado de esparto hecho a mano,pan de higo y jamón de Trévelez son algunas de las joyas artesanales y culinarias de esta región, donde los viejos dueños de las casas-taller conviven con los jóvenes hippies emigrados de la ciudad.
Dónde comer y dormir| El Cortijo La Lomilla, Las Terrazas de la Alpujarra,