Fotografía: bigchus
Sólo en Madrid capital residen alrededor de tres millones de habitantes censados, aunque la población flotante es bastante superior. Tal aglomeración de personas provoca efectos, a veces, irremediables. Sin embargo, hay otros que pueden reducirse si se aplican las medidas correctoras necesarias. Uno de ellos es la contaminación acústica.
Tampoco es un problema exclusivo de Madrid, la mayor parte de las grandes ciudades españolas, superan los niveles de decibelios recomendables por la Organización Mundial de la Salud. Madrid, por ejemplo, es la segunda ciudad europea, un 20% más, por detrás de Atenas, en contaminación acústica, y España, el segundo país del mundo, sólo superado por Japón.
No es cuestión de criticar, no es nuestra función, ni mucho menos. Pero sí de mostrar que el aumento de los niveles de ruído puede ‘tirar por tierra’ el destino turístico más ansiado para pasar una jornada de asueto.
Madrid es una ciudad excepcional, con enorme atractivo e infinitas posibilidades para el disfrute, sin embargo, no estaría de más cuidar y respetar la calidad de vida, en este caso nuestra calidad ambiental y auditiva. Nos ha parecido interesante y ilustrativo este gráfico que muestra un mapa del ruído en distintos puntos de la capital española.
Fotografía: Gonzopowers
El parque del Retiro, el Metro en hora punta, un ‘paseo’ por la M-30…son lugares donde el ruido puede convertirse en nuestro gran enemigo. El incremento de sonómetros, apantallamientos acústicos, aislamientos de viviendas y edificios públicos como colegios, en zonas sensibles o limitar el uso del claxón son recursos imprescindibles que hay que seguir impulsando.
Las zonas costeras donde se dan cita miles de veraneantes durante las vacaciones son igualmente ‘calientes’ en cuanto a contaminación por los ensordecedores ruídos. Lugares de ‘marcha’, saturación de pubs y discotecas en algunas calles…La solución, sólo puede venir dada por un estricto cumplimiento de la normativa y sobre todo, por la actitud receptiva de las administraciones y los propios ciudadanos.
Vía|Ecodiario
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