Fotografía: mark van de wouw
Los ecosistemas de la Antártida son de los más frágiles de toda la tierra. Cada año, una media de cincuenta mil turistas, recorren el continente helado, dejando a su paso algo así como 4,4 toneladas de CO2 por persona. Al leer la noticia, no dejo de pensar que el hombre se ha convertido en un serio enemigo de lo que nos rodea. Pero podemos enmendarlo.
O eso es lo que aseguran desde el Ministerio Español de Ciencia e Innovación y la Fundación Abertis, en el informe ‘Valoración del Impacto Ambiental del turismo comercial sobre los ecosistemas antárticos’. Los investigadores, pertenecientes a la Universidad Autónoma de Barcelona, consideran que para paliar los efectos que está causando la contaminación, se podrían adoptar una serie de medidas, entre ellas, el pago de una tasa de diez dólares, unos siete euros.
Fotografía: mschutt
Curiosa propuesta. Verán, si nos atenemos a lo que estos dos expertos, Javier Benayas y Martí Boada plantean, con esta tasa de 10 dólares por persona, se contribuye a la preservación del medio ambiente antártico ya que serviría para conseguir una mejor formación de los guías turísticos y, sobre todo, incorporaría a observadores independientes, a bordo de los cruceros, para que comprobasen que la normativa se cumple a rajatabla.
Fotografía: mschutt
No crean que es la única tasa que pagamos los que visitamos aquel lugar. Existe otra, que va incluída en el precio del viaje, y destinada a la asociación internacional Tour Operadores de la Antártida, con lo que los 10 dólares serían complementarios.
Y es que cada turista consume en el viaje, algo así como la media anual de electricidad de un hogar europeo habitado por tres personas. La verdad, es que conociendo este dato, se me pone mal cuerpo…
Vía|Hosteltur
Más info|Fundación Abertis. Informe