Fotografía: calafellvalo
Sumerjámonos en la Lleida menos conocida, en la más sorprendente. Para llegar a ella es preciso adentrarse por sus calles más comerciales. Sin que se de uno cuenta, estará inmerso en el pasado medieval más insólito. Sólo debe estar avizor y dejarse llevar…
Rodeada de tiendas, las calles Sant Antoni, Major, Magdalena y Carme ocultan tesoros insólitos. Este eje comercial, que se recorre en dos kilómetros, es el trazado peatonal más largo de toda Europa. Aunque resulte algo ‘extenuante’ (le aconsejamos que se cubra con un calzado al uso), sus establecimientos están llenos de cultura arqueológica de gran valor.
Por ejemplo, en la Plaza donde se encuentra ‘La Paería’ (nombre con el que se denomina al Ayuntamiento), se encuentra la joyería Lavaquial que dispone de una bodega del siglo XVI, y un poco más allá, una boutique ha integrado sus arcos medievales con la ropa más moderna.
Fotografía: Jordi Domènech i Arnau
Precisamente, en los subterráneos del palacio del siglo XIII que acoge a La Paería, se guardan restos romanos (bodega y pozo medieval), y La Morra, celda profusamente decorada por los propios condenados a muerte en aquellos años. Propuestas de este tipo son las que les ofrece el departamento de Turismo de la ciudad leridana, dentro de su nueva ruta ‘Lleida secreta’, en la que también se muestran otros lugares ‘ocultos’, como los sótanos del moderno Auditorio ‘Enric Granados’ (restos romanos, íberos, árabes y cristianos) o la iglesia de Sant Joan.
Pero aún hay mucho más. En este afán promocionador, Lleida esconde otras propuestas igualmente interesantes: la Ruta del Agua, con visitas a La Canadiense, que alberga el museo, y el depósito del Pla del Aigua, que funcionó hasta finales del XX para abastecer de agua a la ciudad, y que sorprende por sus dimensiones, y en donde también se hace un recorrido por las fuentes más importantes de Lleida, un molino harinero y varios pozos de hielo.
Fotografía: calafellvalo
Y de cultura: museos como Roda Roda, Jaume Morera y La Panera, tres exponentes del arte vanguardista actual, aunque para arte, la que palpita en sus edificios: Casa Melcior, Casa Magí Llorens…modernismo y art nouveau, a raudales.
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