Era la primera imagen que vislumbraban al llegar a Nueva York. Recuerdo imborrable para muchos, la estatuta de la Libertad representa el ideal norteamericano. Retratada y filmada infinitamente, ahora vuelve a surgir de sus cenizas. Y lo hace tras ocho años de silencio forzoso.
Los atentados del 11-S la dejaron postrada a una soledad sólo aparente. La libertad quedó ‘tocada’ por el terrorismo, aunque no deshecha. Sigue en pie, asomada al río Hudson, dejándose admirar por los cientos de barcos llenos de turistas que recorren el puerto neoyorkino.
Tras ocho años, bastante largos, por cierto, las autoridades gubernamentales han decidido sacarla de la ‘postración’ que estaba padeciendo (aunque, insisto, en apariencia), y permitir ‘dejarse tocar’ por el público.
Y es que, la famosa estatua volverá a abrir sus puertas a partir de julio. El día escogido, no es una fecha cualquiera, será el 4 de julio, coincidiendo con el Día de la Independencia, fecha histórica para los estadounidenses, con lo que la s posibles connotaciones entre independencia versus totalitarismo (o integrismo, según se mire), queda bastante claro.
Los ciudadanos tendrán, de nuevo, la posibilidad de subir los 168 peldaños que distan de la corona de la estatua diseñada por Auguste Bartholdi, y que fue ‘regalada’ por Francia, en 1886, para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. En lo más alto, se obtienen magníficas vistas de Manhattan y del sky line.
Vía|Europa Press
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