Ya lo dijo Miguel de Unamuno: ‘Ancha es Castilla’ (En torno al casticismo’.1902). El término ha quedado como expresión de ‘obrar a tu aire’. Y es que, estas tierras fueron durante mucho tiempo, bastión de la libertad frente al yugo de la monarquía de Carlos V. Ahí surgieron los comuneros y la famosa revuelta que quedó en saco roto pero que avivó el sentimiento nacionalista de un pueblo, hoy reconciliado con su pasado y viviendo el presente con total intensidad.
Villalar de los Comuneros, en el término municipal de Valladolid, fue la cuna de la revolución de unos cuántos nobles, clérigos y militares que, junto a millares de campesinos, ‘tomaron las armas’ contra el monarca, asfixiados por las cargas económicas y el hambre. Fue un 23 de abril de 1521, en la zona conocida como ‘puente de fierros’, donde la sublevación llegó a su fin, con la derrota de los comuneros y la decapitación de Bravo, Padilla y Maldonado.
Ese sueño frustrado de libertad quedó marcado para siempre entre las gentes castellanas y, en Villalar de los Comuneros, hoy se recuerda con distintas celebraciones, en la plaza del pueblo y junto al monolito erigido en memoria de los tres protagonistas de la acción popular. Este año, las autoridades de la Junta de Castilla y León preveían la llegada de unas treinta mil personas procedentes de toda la Comunidad.
La fiesta, a la que asisten también partidos políticos y otras instituciones, es aprovechada también para reivindicar el sentimiento comunero, que cuenta con señas de identidad propia e incluso con bandera. Aunque como ’embajador’ de Castilla y León, qué mejor que Gary Dourdan. Ya se sabe que el CSI está en todo.
Castilla y León, celebra hoy su día grande. Y tiene motivos para hacerlo: su historia es solo una parte de las enormes posibilidades que ofrece y que están para quién quiera descubrirlas y disfrutarlas.
Vía| Castilla y León