Lisboa, capital de Portugal, cuenta con un casco histórico muy interesante que está dividido en cuatro barrios. El primer barrio es la Baixa, el verdadero corazón de la ciudad, que se levanta sobre las ruinas de la antigua ciudad destruida por un terremoto en 1755, muchos edificios y plazas fueron reconstruidos por el Marqués de Pombal y existen todavía hoy.
La mayor parte de sus calles han mantenido el nombre de las actividades que en ellas se desarrollaban, estas forman perfectos cuadrados a lo largo de las cuales encontramos casas de estilo neoclásico, además que numerosos negocios y restaurantes, aunque bastante caros. Pero en este barrio encontramos sobre todo la mayor concentración de monumentos y plazas, veamos algunas.
La Praça de D. Pedro IV, mayormente conocida como Rossio (quiere decir grande plaza), es una de las más antiguas de la ciudad (remonta al 1200) y se presenta cubierta por mosaicos blancos y negros que forman dibujos. Sobre tres de sus cuatro lados encontramos edificios del 700 y del 800 con cafeterías y negocios, mientras en su centro encontramos algunas fuentes de estilo barroco y la estatua de Dom Pedro IV.
Pero es el Teatro Nacional Doña María II (de estilo neoclásico) que domina la plaza con su imponente fachada, este abrió sus puertas en 1846 y es considerado uno de los teatros más prestigiosos de Portugal. Otra grande construcción que hayamos en la plaza es la Estación de Trenes del Rossio con una preciosa fachada neo-manuelina, en su interior hayamos el impresionante techo de los andenes ideado por Gustave Eiffel (el creador de la Torre Eiffel).
Vía| Wikipedia, bananiele.it, mundocity.com
Más Info| Parte 2