Será la primavera que me inspira, pero hoy me apetece hablar de los jardines ingleses, que personalmente encuentro deliciosos, románticos y un óptimo lugar donde poder “volar con la fantasía”.
Este tipo de jardín nace en Inglaterra a mediados del siglo XVII y desea ser como el paisaje de una pintura, y de verdad que a quien pasee por uno de ellos le parecerá de haber saltado dentro de un cuadro, tan sólo falta ponerles un marco. En la foto de abajo podemos ver un claro ejemplo de un jardín que de verdad parece un cuadro de algún pintor famoso, se trata del Jardín Botánico de Kew (Londres).
La disposición de este tipo de jardines, “deseadamente irregular”, se contrapone al orden de los jardines franceses, con la que se intenta transmitir la libertad a través de la recreación de la naturaleza salvaje.
Los elementos comunes de este tipo de jardín son de tipo romántico: Un estanque con un puente o un muelle, un pabellón hexagonal (a veces también con forma de templo romano y otras hasta de tipo chino), grutas, ruinas, estatuas y bancos.
Los itinerarios no suelen están señalados con grandes líneas, estos deberá descubrirlos el “paseador poético” que se encontrará en medio de un paisaje nostálgico e idílico, donde podrá contemplar sus propios pensamientos reflejados en las aguas del estanque, esperar la iluminación bajo la sombra de un grande árbol, o suspirar mientras se sueña el amor rodeado por pintorescas flores, quizás diciendo “me ama, no me ama” mientras deshoja una margarita.
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