El atardecer en el parque nacional de la Albufera puede llegar a emocionar. El sol resplandeciente aún en las aguas del lago, las garzas sobrevolando los marjales…Un verdadero paraiso terrenal, a pocos kilómetros de la ciudad valenciana.
Para recorrer este inmenso humedal, la autovía del Saler, partiendo de Valencia, atraviesa el parque de norte a sur, aunque es recomendable hacer parada de vez en cuando para contemplar con mayor detenimiento la belleza natural de este paraje.
La albufera (al-buhaira, en árabe ‘el pequeño mar’), se originó con la aportación de restos sedimentarios procedentes de los ríos Turia y Júcar, creando una extensa laguna, la mayor de España, donde se cultiva el arroz, conocido como el marjal. La albufera está separada del mar por un sistema de dunas compuesto por pinos y matorral bajo. A lo largo del marjal, podemos contemplar una gran cantidad de manantiales que sirve de refugio y alimento para especies de aves como el pato colorado y de peces.
Estos caminos de agua eran surcados en siglos pasados por barcas que eran impulsadas por el barquero mediante ‘perchas’, palos alargados que apoyaban en el suelo del lago, hoy éstas han sido reemplazadas por barcas a motor. Durante bastante tiempo constituyeron una vía de comunicación importante entre la capital y las poblaciones de alrededor.
Tal era la riqueza de fauna y flora, que la albufera se convirtió en un ‘rincón del paraíso’ por siglos. Casi todos los monarcas, desde Pedro I, la utilizaron como terreno privilegiado para la caza y la pesca: ciervos, jabalíes, cabras montesas, perdices y conejos…En la actualidad, el parque natural , es un espacio protegido, que puede ser visitado junto con guías turísticos que le ofrecerán la posibilidad de pasear en barca hasta la isla de El Palmar, visitar el museo etnológico y conocer las antiguas ‘barracas’.
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