En la parte nordeste de Brasil, existe un lugar único e irresistible. Nos referimos al desierto de Maranhão. Aquí todo es posible, incluso darse un chapuzón como si estuviera en la playa. ¿Nos acompañan?
En ningún otro lugar del mundo se pueden encontrar estas imágenes tan sorprendentes. En el parque nacional de Maranhão, los lagos transforman el paisaje de junio a septiembre, principalmente. Es en esta época del año cuando el desierto se convierte en oasis.
Atraídos por este peculiar desierto, los más aventureros se lanzan a sus dunas para practicar los deportes más arriesgados. La alta pluviosidad en comparación con otros desiertos, la hace merecedora de este disfrute. Lagunas de agua que bañan el terreno a lo largo y ancho y que se convierten en importantes observatorios de las aves que suelen acercarse hasta esta zona para descansar.
Maranhão es también ciudad colonial. Su capital San Luis, a 300 metros bajo el nivel del mar, alberga interesantes muestras de arte portugués,no en balde fue escogida por la UNESCO como patrimonio de la humanidad en 1997, y es conocida por su industria maderera y sus cultivos agrícolas.También fue llamada la ‘Atenas brasileña’ por ser lugar de encuentro de la florinata de la cultura del siglo XIX.
Vía|La Gran Época
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