Spitsbergen es la mayor de las islas del archipiélago de Slvalbard,en el círculo polar ártico, y la más habitada. En 2004, la densidad poblacional alcanzaba los 2.800 habitantes, principalmente concentrados en su capital, Longyearbyen, dedicada a la actividad minera y que posee el centro universitario más septentrional del mundo, y en el que se imparten materias relacionadas con la biología, geología y geofísica.
Desde octubre y hasta mediados de febrero,la capital, al igual que el resto de las islas, la oscuridad es total debido a su configuración geográfica, mientras que, desde abril y hasta agosto, la isla parece que nunca duerme. Esta peculiaridad es uno de los atractivos de este conjunto de islas de las que se dice que fueron conquistadas por los vikingos, si bien los primeros documentos del siglo XVI, adjudican este hallazgo al explorador y comerciante, el holandés Willem Barents.
Casi el 60% de las islas están formadas por glaciares y grandes extensiones de nieve, lo que ha influído en que sean pocos sus habitantes, la mayoría de ellos procedentes de rusia, noruega, aunque en las últimas décadas el número de investigadores ha subido como la espuma.
La culpa, entre otros aspectos, la tiene el conocido como la Bóveda Global de Semillas de Svalbard. Un habitáculo de 130 metros de profundidad, situado en una montaña cerca de la capital Longyerbyen, e inaugurado en febrero del año pasado. Sus instalaciones que pueden ser visitadas, albergan 100 millones de semillas de todo el mundo. Un banco de verduras enorme que ha sido llamado el ‘Arca de Noé vegetal’, construído a prueba de ataques nucleares y cualquier otro catástrofe que se produzca.
Patrocinado por el Gobierno noruego y por otras fundaciones como la Melinda Gates, ha costado la friolera de nueve millones de dólares, y todo con el objetivo de preservar las reservas del mundo si éstas se agotan.
En fin, que aún nos quedan alubias y garbanzos para rato…
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