Rodeado por el inmenso río Tajo, la torre del homenaje de este soberbio castillo nos remite a tiempos pasados. En el siglo XII, en plena Edad Media, la fortaleza fue habitada por la orden templaria. Tampoco escapó a la leyenda…
La Orden de Temple tiene su origen en Francia, en el siglo X. Con el tiempo se convirtió en la más famosas de las organizaciones militares cristianas. Su misión: escoltar a los peregrinos tras la conquista de Jerusalén. Los templarios se convirtieron en personajes casi mitológicos. Participaron en las primeras cruzadas, y amasaron una fortuna material y patrimonial sorprendente, en muchas partes de Europa y del mundo, puesto que estaban exentos de cualquier obligación y solo obedecían la autoridad papal.
Dueños de inmensas tierras, algunos de estos caballeros, (llegaron a ser cientos), disponían de fincas y castillos como éste en Portugal, cerca de la localidad de Vila da Nova de Barquinha. Enclavado en un islote, una peculiar ubicación que le confiere una peculiar belleza y majestuosidad.
Propiedad del caballero templario, Gualdim Pais, no está exento de leyenda. Se dice que las dos princesas Polinarda y Misaguarda, estaban presas de dos gigantes que tenían atemorizados a la población, y a los que se enfrentaron varios de estos caballeros.
Realidad o ficción, lo cierto es que, el lugar, al que se puede acceder mediante en una travesía por barco, es idóneo para la pesca deportiva.
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