A finales del siglo XIX, la capital del estado de Amazonia, ciudad colonial por excelencia que se extiende a orillas del río Negro, fue centro de producción mundial del caucho, convirtiéndose en punto neurálgico fundamental del comercio entre las ‘indias’ y Europa. La metrópoli adquirió tal relevancia que ostentó su status económico y cultural durante bastantes años, tanto es así, que hay quien asegura que el famoso tenor Enrico Caruso actuó en una ocasión en el teatro de la ópera. Otros, en cambio, creen que nunca estuvo allí. Opiniones para todos los gustos…A pesar de que Manaos se encuentra situada a escasa distancia de la selva amazónica, al Norte de Brasil, siempre fue considerada como una ciudad afortunada. Por eso, durante el ‘boom’ del caucho, la urbe pasó a ser conocida como el ‘parís de los trópicos‘. En la actualidad, sostiene a una población multiétnica, de un millón y medio de habitantes. Descendientes de los primitivos colonos ingleses, franceses y alemanes conviven desde hace más de un siglo junto a los autóctonos,éstos, procedentes en su mayor parte, de antiguos poblados indígenas, que fueron utilizados como mano de obra para la producción del caucho.
Manaos esconde una riqueza arquitectónica inigualable en miles de kilómetros a la redonda. Sorprende, precisamente por esa refinada arquitectura compuesta por edificios coloniales: la Casa de la Aduana, de estilo imperial, el Mercado municipal, interesante muestra del Modernismo, y el famoso Teatro Amazonas, también llamado de la Ópera, de fachada renacentista, construído con materiales procedentes de la vieja Europa, (hierro forjado del Reino Unido, porcelanas y mármoles de Carrara, miles de azulejos franceses, arañas de cristal procedentes de Bohemia…) y un sinfín de elementos decorativos que fueron transportados por el río amazonas a duras penas.
Fue tan importante este teatro que atrajo a numerosos artistas, entre ellos a reputados cantantes de ópera, durante aquellos años de ‘bonanza económica’, el más importante: el gran Enrico Caruso. Y es aquí donde se impone la leyenda. La cultura popular asegura que Caruso fue llamado para inaugurar el teatro, en 1896. Sin embargo, la versión oficial apunta a que fue una obra de Ponchielli, ‘La Gioconda‘, quién abrió la programación en el teatro, al año siguiente.
Y es ahí donde surge la figura de Fitzcarraldo. Este personaje, nacido en Perú y de padre irlandés, huyó a la selva amazónica y llegó a convertirse en uno de los empresarios del caucho más enigmáticos de la historia. Enamorado de la ópera, se cuenta que acudió al Teatro, a pesar de estar perseguido por motivos políticos, para asistir a una representación de ‘Ernani’ cantada por Caruso (veáse la película Fitzcarraldo de Werner Herzog).
Fitzcarraldo y Caruso, sin embargo, no llegaron a conocerse. Es materia de discusión, porque la actuación de Caruso no está confirmada. Se dice que acudió pero que finalmente no actuó porque se lo impidió una epidemia de cólera, otros que el tenor italiano se negó a cantar porque la humedad del clima le podría afectar a su garganta. Lo cierto es que la leyenda sigue rodeando a este impresionante teatro en medio de la selva.
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