Aunque aún quedan artesanos panaderos en España, el oficio ha sufrido para bien o para mal, según se mire, una transformación que, en parte, ha ido dejando relegados a la mayoría de los procedimientos que antaño se utilizaron para elaborar el pan. Sin embargo, en la actualidad, existen Casas del Pan, (algunas funcionan como panaderías), que se resisten, y que mantienen un recuerdo vivo de lo que ha signficado este producto para la vida diaria de muchas familias.
En la localidad barcelonesa de Tona, por ejemplo, se encuentra el Museo del Pa, una iniciativa puesta en marcha en 1983 por una familia de panaderos, con una tradición en el negocio de más de cien años. El principal objetivo del Museo, según los organizadores, es mostrar al público en general, porqué el pan se ha convertido en un producto básico para la alimentación en todo el mundo.
Durante el recorrido, el visitante tiene oportunidad de observar los utensilios utilizados tiempo atrás para la elaboración de la masa, el cultivo del cereal, la ‘molienda’ y distintos tipos de hornos, y de panes a lo largo de la historia. También se muestran algunos objetos relacionados con la cultura del pan, símbolos totémicos y curiosos ‘artefactos’ que se usaban antaño.
En Lleida, en la población de Torá, la relación de sus gentes con el pan está ligada desde el año 1.632, cuando se construyó el primer horno comunal, que estaba libre de impuestos o gravamen conocido, según consta en las escrituras del pueblo. Sin embargo, Torá también posee un horno medieval (Forn de la Vila) que fue restaurado y que hoy acoge el Museo.
Siguiendo el recorrido por otros museos o casas del pan en España, localizamos otro en Valladolid, concretamente en Mayorga, y que está siendo bastante visitado desde que abrió sus puertas hace varios años, en Hoz de la Vieja (Teruel) o en la localidad malagueña de Alhaurín el Grande.
En éste último, la familia García ha logrado disponer de todo un ‘parque temático’. En las salas del Museo, y con ayuda de un guía, conocerá aspectos desconocidos sobre este producto, típico de la cultura mediterránea. Posee distintos tipos de maquinaria y hasta un horno árabe. Dispone además de varias aulas formativas y cuatro obradores donde presenciar en directo cómo elaborarlo.