Visitar la ciudad de Mexico es encontrarse con toda una profusión de culturas y estilos, fraguado durante siglos de historia. El Gran Hotel Ciudad de Mexico es parada obligatoria para aquel que pise el gran Zócalo de la capital mexicana.
Situado en pleno corazón de la metrópoli azteca, el Hotel Ciudad de Mexico constituye un magnífico ejemplo de ‘art noveau’, un soplo de la incipiente modernidad que, a finales del XIX y primeros del XX, llevaron empresarios franceses hasta la capital.
Su espectacular bóveda de cristal que recubre el vestíbulo de este bello edificio histórico es pretexto suficiente para reservar una de sus habitaciones. Este maravilloso vitral , (algunos lo relacionan con ‘Tiffany‘), fue ideado por Jacques Gruber, en 1908, y representó el primer edificio que adoptó el estilo ‘Chicago’, forjado a base de hierro.
Hasta mediados del siglo XX funcionó como Círculo Mercantil, un lugar donde se reunía la clase más pudiente mexicana y foráneos, viajeros y comerciantes en su mayoría. Junto con el Hotel Majestic, situado muy cerca de éste, los dos edificios se conformaron como una ventana abierta (nunca mejor dicho, sus vistas al Zócalo son inmejorables), a la vida social y política de este país.
Rodeado de un impresionante conjunto arquitectónico: Catedral y Palacio Nacional, el Gran Hotel Ciudad de Mexico ha servido de referente de la intelectualidad mexicana. Si visita el Zócalo, esta impresionante plaza en el centro de la capital, una de las más grandes del mundo, que fue pavimentada por vez primera por Hernán Cortés, en 1520, y que se erigió con las piedras de las ruinas que pertenecieron a la antigua Tenochtitlan, en la esquina con la avenida 16 de septiembre, se encontrará con este edificio hotelero, que le brinda la máxima comodidad y confort.
Es tradicional que mexicanos y visitantes, se acerquen a tomar un buen desayuno desde una de las amplias terrazas, o probar los huevos rancheros que son especialidad de la casa.
Vía|Holiday Inn