La localidades de Linz (Austria) y Vilnius (Lituania), están ya calentando motores para el año que viene. En enero se convertirán en capital europea de la cultura. Mientras llega este relevante acontecimiento, las dos, celebran por todo lo alto las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Linz, como marca la tradición en toda Austria, es conocida, por estas fechas, también por sus mercadillos de Adviento que congregan a miles de personas todos los años alrededor de la plaza principal de la ciudad. Un espacioso lugar, céntrico neurálgico de la localidad, y que reúne a una buena parte de los edificios más importantes.
En la Landstrasse y las calles adyacentes, nos encontramos con una muestra importante de los comercios de esta ciudad. y sus cafeterías invitan a degustar un buen trozo de tarta acompañado de una taza de chocolate caliente.
Ahora, previo a los actos culturales programados, se puede contemplar una interesante exposición hasta el 22 de marzo en el Schlossmuseum sobre el megalómano proyecto de Hitler que ya en 1938 pensó en convertir a esta ciudad en capital cultural del mundo.
El puente de los nibelungos, inspirado en la famosa partitura de Wagner y que bellamente cruza la ciudad del Danubio, fue construído por presos judíos durante la segunda guerra mundial.
Vilnius, por el contrario, está dominada por la presencia del mar Báltico, a 250 kilómetros, en el sureste ruso y cerca de la frontera con Bielorrusia. La ciudad compitió siglos atrás para ser la más importante ciudad al Este de Europa.
Poseedora de un rico patrimonio cultural y artístico, (la Iglesia de San Nicolás, por ejemplo, está declarada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO), precisamente, en esta época también se engalana para festejar la Navidad.
Si pasea por la Plaza de la Catedral y encuentra el nombre de ‘stebuklas’ en una de sus baldosas, participe del ritual: písela, piense un deseo y dé tres vueltas en sentido a las agujas del reloj, puede que su sueño se cumpla. Eso dicen los lugareños…
Vía|Guiarte. Linz Vilnius.Wikipedia