No podía dejar de mencionar otros tres cementerios, los últimos en mi particular periplo por tierras españolas. Poble Nou (Barcelona), Comillas (Cantabria) y Fisterra (A Coruña). Los tres son peculiares por razones de peso, y los tres componen singulares paisajes sepulcrales.
El cementerio de Poble Nou, en Barcelona, es el más antiguo de la ciudad. Hoy, convertido en un lugar menos frecuentado, por el contrario, encierra una belleza sobrecogedora sorprendente. Edificado en las postrimerías del siglo XVIII, tras las murallas de la ciudad, fue destruído por el ejército francés de Napoleón Bonaparte, y reconstruído posteriormente, a mediados del XIX.
Mescolanza de estilos como el neoclásico o el modernista están presentes en tumbas y panteones, y esculturas tan enigmáticas como es ‘El Beso de la Muerte’. El Ayuntamiento de la ciudad organiza visitas guiadas por el lugar, acompañadas por música de cámara.
En dirección a Cantabria, se divisa el cementerio neogótico de Comillas. El ángel vengador, se posa en uno de los penachos a la entrada del recinto, situado en un montículo cerca del mar , lo que provoca un paisaje de singular magnetismo. Este cementerio, próximo a esta localidad de ‘veraneo’, se erigió sobre los cimientos de una antigua iglesia del Siglo XV, y parte de esos elementos góticos (arcos y paredes) se conservaron tras la edificación del camposanto.
Ya llegados a Galicia, un toque de contemporáneidad inusitada. Cubos de granito realizados por el arquitecto Cesar Portela, en la Costa de la Morte (A Coruña). Esta obra de minimalismo, diez años de que fuera creada, sigue sin ser utilizada. Diversos problemas de accesibilidad al terreno y otros, junto a la no excesiva popularidad entre los habitantes de la zona, han configurado un paisaje de cementerio abandonado que no deja indiferente.
Información|Cementerio de Comillas (Cantabria)
Cementerio de Poble Nou (Barcelona)
Cementerio de Fisterra| Pagina web Cesar Portela