Numerosos habitantes de la India atribuyen a las aguas del Ganges el poder de purificar el cuerpo y el alma. Así se explica la constante multitud de peregrinos que acuden a bañarse en sus aguas.
En la religión hinduísta, se considera que meterse en este río supone una expiación de algún pecado cometido. Además, si se depositan las cenizas de los fallecidos, se evitaría a este el ciclo de la reencarnación.
El Ganges, que nace en el Himalaya y desemboca en el Golfo de Bengala, mide 2.500 kilómetros de longitud. A lo largo del río, se pueden encontrar numerosos sitios sagrados, incluyendo a las ciudades de Benarés y Haridwar. En Benarés, la Ciudad Santa, gran cantidad de templos se alinean a orillas del río y los muelles son una serie ininterrumpida de altas escaleras, repletas de peregrinos en oración o meditando. Estos peregrinos, después de sumergirse en el agua purificante y de haber bebido en ella, llenan botellas que ofrecerán a los amigos en sus remotos pueblos.
En las orillas del Ganges arden piras funerarias y el río arrastra las cenizas de los cuerpos incinerados. Esto, unido a la contaminación de las fábricas adyacentes y otras aguas resduales, han convertido al Ganges en un río contaminado. Sin embargo, numerosos peregrinos se siguen bañando y bebiendo de estas aguas. No es raro, sin embargo, si uno se pone en el papel de un creyente.
Vía | dondeviajar.es
Wikipedia | Ganges