Pocas nombres de ciudad como el de Samarcanda son tan evocadores y legendarios. Samarcanda se encuentra en la encrucijada de la ruta de la seda, en el nexo de comunicación mas ancestral que se conoce entre Oriente y Occidente, paso obligado de las caravanas comerciales que traían la seda y las especias de China e India y lugar de descanso de grandes viajeros como Marco Polo y Gonzalo Ruy de Clavijo.
Samarcanda es hoy en día una ciudad moderna abrumada por su pasado e historia, fue la capital de la Républica Socialista Sovietica de Uzbekistán hasta que la misma se trasladó a Tashkent. Cuenta en la actualidad con casi medio millón de habitantes.
Para mi poder visitar esta ciudad y este país, hace ya casi dos años, fue un sueño hecho realidad. El viaje lo organizamos con una agencia local de plena confianza “Emir Travel” situada en otras de las delciosas ciudades de la zona, Bukhara, pero ésta será materia de otro post.
La llegada a Samarcanda, vía Moscú, no fue sencilla. El aeropuerto de reducidas dimensiones no hace honor a la tremenda historia de la ciudad, la aduana es un chiste malo y la declaración de objetos un formulario kafkaino. Tras más de una hora y media completando todos los trámites de ingreso en el país un inmeso cartel a la salida del aeropuerto recuerda que uno se encuentra en Samarcanda ciudad con 2750 años de historia.
Cuál fu mi sorpresa al bajarme del taxi que me llevaba al hotel/casa donde me alojé, al fijar la vista en el letrero de la calle, una de las principales de la ciudad, descubrí que estaba dedicada al embajador de Castilla Gonzalo Ruy de Clavijo (escrito con caracteres cirílicos por supuesto) que en el S XV fue enviado por el rey Enrique III de Castilla a la corte del Gran Tamerlán, emperador mongol de la región descendiente del gran Gengis Khan.
Su tumba y mausoléo son una de las principales atracciones de la ciudad. Se encuentran en el complejo de Gur-e Amir, literalmente tumba del Rey, el cuál muchos expertos consideran inspiración de otras construcciones más modernas como el Taj Mahal en Agra, la India, país donde reinarón descendientes del Tamerlán.
Un lugar imprescindible de la ciudad es la impactante plaza del Registán, centro de la ciudad antigua, con sus tres Madrazas enfrentadas entre si, antiguas escuelas dedicadas al estudio del Corán que en la actualidad carecen de actividad. Las dimensiones de la plaza y la altura de las tres madrazas impresionan y sobrecogen, el interior de la Madraza frontal esta repleto de pequeñas tiendas donde se pueden realizar algunas compras.
Otros lugares a visitar son la necrópolis Shah-i-Zinda, donde se encuentra enterrado uno de los primos de Mahoma, y el observatorio Ulugh Beg donde se puede comprobar cuan avanzada era la ciencia en siglos pasados por estas tierras.
Pero si lo que quiere el viajero es ver algo verdaderamente exótico lo más recomendable es visitar alguno de los mercados y mezclarse con los lugareños, los cuáles están bastantes acostumbrados a los vistantes extranjeros. Aunque no lo parezca, Uzbekistán es un país laico y ex-sovietico, eso se deja notar en lo seguro y tranquilo que és, excepción hecha de la región del Valle del Fergana fronterizo con Kirguizistán.
Como último consejo os diré que no debéis desaprovechar la oportunidad de probar la gran variedad de frutos secos y yogures de la que se dispone por doquier.
En una próxima entrada volveremos a la senda de la Ruta Seda para continuar indagando tras los pasos de Marco Polo y Ruy de Clavijo.
Wiki | Samarcanda Gonzalo Ruy de Clavijo Marco Polo
Fotos | Fotos Marcus-Jose Carlos Villena ®
Agencia | Emir Travel