Al oir la palabra ‘cementerio’, a más de uno se le pueden poner los pelos de punta. No es mi intención ni mucho menos echarle ‘morbo’ a una temática que estos días está tan ‘de moda’. Sin entrar en el éxito de fiestas y celebraciones importadas de otros países, en los últimos años ha crecido de forma considerable el número de agencias de viajes y tour operadores que invitan al turista a descubrir la belleza que encierran muchos de los camposantos que existen en las ciudades y pueblos españoles.
Una modalidad, en el tema de las rutas viajeras, que proviene de otros países como Estados Unidos, Francia e Italia, y que, de unos años para acá, empieza a introducirse también en España. Comienzo aquí , y en sucesivas entregas, una pequeña selección de los cementerios, a mi juicio, más interesantes para ver, desperdigados por tierras españolas.
Perdidos entre montañas, a ras de carretera, en montes elevados, los camposantos que recoge esta lista ‘no oficial’, constituyen también una muestra, paradójicamente, de la peculiaridad de los actuales habitantes, una pequeña porción, o mucha, de la singularidad de sus gentes y costumbres, reflejadas en la especial configuración de cada uno de estos santos lugares.
Y empiezo desde el Sur, emprendiendo una ruta que me llevará hasta las tierras gallegas del Finesterre. En la región andaluza, la importancia arquitectónica y patrimonial de bastantes de estos cementerios, nadie la pone en duda. Por citar varios ejemplos, aunque quedarían muchos fuera, destacaría tres: El cementerio recluido en una iglesia, en Villaluenga del Rosario (Cádiz), y la especial configuración arquitectónica de Casabermeja y Álora (Málaga).
En Villaluenga del Rosario, población situada en plena sierra de Grazalema, el camposanto se dispone en el interior de una Iglesia que, a primeros del XIX fue quemada por los franceses de Napoleón, durante el saqueo a este pueblo. Los habitantes decidieron utilizar la iglesia del Salvador para enterrar a sus difuntos en enterramientos colocados a lo largo y ancho de la nave central del edificio en ruinas. Los últimos rayos de luz, al atardecer que se cuelan por el ábside de la iglesia, logran momentos de una belleza casi mística, digno de contemplarse.
Como también lo consiguen, los situados en Álora y Casabermeja, donde confluyen iconografías distintas, con mezclas de estilos cristiano, musulmán y judío. Una experiencia para los sentidos.
Vía |Ayuntamiento de Villaluenga del Rosario, Ayuntamiento de Casabermeja
Más información |Turismo Andalucía Web site
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