En América Central, al norte de Haití y en el mar de las Antillas, se haya situada una rara isla que presenta el aspecto de un enorme caparazón flotante. Sus descubridores la llamaron “isla de la Tortuga” y fue, durante todo el siglo XVII, un refugio de piratas.
Unas costas elevadas y abruptas ponen la Isla de la Tortuga al amparo de cualquier sorpresa. El acceso era posible únicamente por un camino fácil de defender. Así se convirtió, para los bucaneros y piratas, en un fuerte natural donde ocultarse y defenderse. Estos marineros de pocos escrúpulos morales (un poco más antipáticos que Jack Sparrow), atacaban a las embarcaciones solitarias de cualquier nacionalidad y se apropiaban de su carga por la fuerza. Cuando obtenían su preciado botín, podían dejarlo en esta isla, bien seguros de que no lo iba a encontrar nadie.
Es ahora un enclave turístico que atrae a la gente por sus playas paradisíacas, sus magníficos arrecifes y sus montañas. La zona norte de la isla es una infranqueable muralla de montañas por la que se gana merecidamente el nombre de “Costa de Hierro”. Posee largas playas con arena de color blanco y está rodeada por aguas de un color azul intenso. Actualmente está habitada sobre todo por pescadores y comerciantes. Hay rutas turísticas que la incluyen en circuitos junto a Mochima, Isla de Coche, e Isla de Margarita, e Isla La Blanquilla, ambas rutas con salida y llegada en Puerto La Cruz.
Sin duda alguna, se convirtió en su tiempo en un lugar misterioso que lo llevó a ser protagonista de numerosas novelas y cuentos de piratas.
Wikipedia | Isla La de la Tortuga
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