Cada vez son más las personas que se sienten interesadas en conocer de primera mano la realidad de un país desfavorecido. Está claro que éste no es un tipo de turismo cuyo principal fin sea el descanso o la diversión, pero eso no quita que la experiencia sea tanto o más intensa que en esos otros casos.
La idea es que, al llegar al lugar de destino escogido, se colabore con organizaciones sin ánimo de lucro para ayudar, a través de programas específicos, a esa comunidad. Desde arreglar y reconstruir viviendas, hasta participar en programas educativos, pasando por recuperación del medioambiente, cualquier cosa en la que podamos ayudar, siempre es bien recibida.
Entre los destinos más habituales podemos encontrar la zona de América Latina (sobre todo Perú y Cuba, aunque también Honduras, Bolivia o Brasil), África (Marruecos, Etiopía, Guinea Ecuatorial…) o Asia (India y Nepal). También se organizan viajes a Europa (Palestina, Rusia…), a zonas en las que ha habido algún conflicto o las condiciones de vida son menos favorables.
Normalmente el alojamiento y la comida se suele recibir en albergues sencillos o en las propias casas de los miembros de la comunidad. Nada lujoso, por supuesto, pero indudablemente nadie lo esperaría ni creo que lo deseara dadas las circunstancias.
A la vuelta, lo más corriente y esperado es continuar colaborando con la ONG de la manera en la que se pueda. Sobre todo es importante la divulgación de la experiencia, motivando así a otros a colaborar de la misma forma.
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